Según "The Objetive"
La Ertzaintza documentó prácticas abusivas en el campamento infantil de Bernedo un año antes de que estallara el escándalo
![[Img #29019]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2025/6535_screenshot-2025-10-09-at-10-01-07-los-educadores-del-campamento-de-bernedo-defienden-las-duchas-mixtas-en-un-comunicado.png)
Un informe inédito de la Ertzaintza, fechado en septiembre de 2024 y al que ha tenido acceso The Objective, revela que la policía autonómica vasca ya tenía conocimiento de las irregularidades que ocurrían en el campamento trans de Bernedo (Álava) un año antes de que estallara el escándalo público.
El documento policial, elaborado a partir de testimonios de familias con menores de entre 8 y 16 años, admite explícitamente el "conocimiento de prácticas abusivas por parte de los monitores" en Bernedo y Abaigar, calificándolas como abusos "de índole sexual, ideológico y de género".
El informe detalla que los niños "para conseguir la merienda deben succionar el dedo del pie de alguno de los monitores", una práctica que resultó especialmente traumática para una menor que ya había sufrido abusos sexuales en su infancia. En otras ocasiones, los menores debían "enseñar las nalgas para conseguir la merienda".
Un adolescente de 14 años declaró ante la policía que existían otros retos de naturaleza sexual, como dar un abrazo a monitoras en topless, castigando sin ir a la piscina a quien se negara. El informe también recoge intentos de manipulación ideológica, con monitoras afirmando que "los varones no deberían existir".
Uno de los hallazgos más inquietantes del documento citado por The Objetive es la organización de lo que el informe denomina "akelarres". Según el testimonio de un menor, los monitores "bailaban sin ropa alrededor de la hoguera" e hicieron participar a un niño que "comenzó a llorar por no querer realizar dicha práctica". El informe describe que "posteriormente una monitora le realizó el baile del perro de su parte trasera con la parte íntima del menor".
La Ertzaintza también documentó el consumo habitual de alcohol y drogas por parte de los responsables del campamento. "En el río situado en cercanías, los monitores suelen realizar botellones hasta las seis de la mañana, para posteriormente intercambiarse con los cocineros y poder descansar". Además, en 2024 "el consumo de marihuana entre dos monitores fue muy desorbitado, observando los menores que no se encontraban en buenas condiciones".
La investigación policial comenzó en septiembre de 2024, pero no se formalizó hasta enero de 2025, cuando educadoras sociales de la Diputación de Guipúzcoa presentaron testimonios en la comisaría de Zarauz sobre posibles agresiones sexuales a tres menores tutelados. En la actualidad, se acumulan ya 17 denuncias por delito sexual, exhibicionismo y coacción, entre otros.
Lejos de negar los hechos, la asociación Sarrea Euskal Udaleku Elkartea justificó las duchas mixtas como una forma de "normalizar todos los cuerpos" y "romper estigmas", apelando a "valores transfeministas". De forma llamativa, un centenar de padres abertzales hicieron pública una carta dando las "gracias de todo corazón" a los monitores, expresando que estos habían convertido "momentos básicos de la vida (comidas, higiene y descanso) en un espacio político".
Un informe inédito de la Ertzaintza, fechado en septiembre de 2024 y al que ha tenido acceso The Objective, revela que la policía autonómica vasca ya tenía conocimiento de las irregularidades que ocurrían en el campamento trans de Bernedo (Álava) un año antes de que estallara el escándalo público.
El documento policial, elaborado a partir de testimonios de familias con menores de entre 8 y 16 años, admite explícitamente el "conocimiento de prácticas abusivas por parte de los monitores" en Bernedo y Abaigar, calificándolas como abusos "de índole sexual, ideológico y de género".
El informe detalla que los niños "para conseguir la merienda deben succionar el dedo del pie de alguno de los monitores", una práctica que resultó especialmente traumática para una menor que ya había sufrido abusos sexuales en su infancia. En otras ocasiones, los menores debían "enseñar las nalgas para conseguir la merienda".
Un adolescente de 14 años declaró ante la policía que existían otros retos de naturaleza sexual, como dar un abrazo a monitoras en topless, castigando sin ir a la piscina a quien se negara. El informe también recoge intentos de manipulación ideológica, con monitoras afirmando que "los varones no deberían existir".
Uno de los hallazgos más inquietantes del documento citado por The Objetive es la organización de lo que el informe denomina "akelarres". Según el testimonio de un menor, los monitores "bailaban sin ropa alrededor de la hoguera" e hicieron participar a un niño que "comenzó a llorar por no querer realizar dicha práctica". El informe describe que "posteriormente una monitora le realizó el baile del perro de su parte trasera con la parte íntima del menor".
La Ertzaintza también documentó el consumo habitual de alcohol y drogas por parte de los responsables del campamento. "En el río situado en cercanías, los monitores suelen realizar botellones hasta las seis de la mañana, para posteriormente intercambiarse con los cocineros y poder descansar". Además, en 2024 "el consumo de marihuana entre dos monitores fue muy desorbitado, observando los menores que no se encontraban en buenas condiciones".
La investigación policial comenzó en septiembre de 2024, pero no se formalizó hasta enero de 2025, cuando educadoras sociales de la Diputación de Guipúzcoa presentaron testimonios en la comisaría de Zarauz sobre posibles agresiones sexuales a tres menores tutelados. En la actualidad, se acumulan ya 17 denuncias por delito sexual, exhibicionismo y coacción, entre otros.
Lejos de negar los hechos, la asociación Sarrea Euskal Udaleku Elkartea justificó las duchas mixtas como una forma de "normalizar todos los cuerpos" y "romper estigmas", apelando a "valores transfeministas". De forma llamativa, un centenar de padres abertzales hicieron pública una carta dando las "gracias de todo corazón" a los monitores, expresando que estos habían convertido "momentos básicos de la vida (comidas, higiene y descanso) en un espacio político".