Encuesta IFOP
Re-islamización en Francia: “El 59% de los jóvenes musulmanes desea la aplicación de la sharia"
Una encuesta realizada por Ifop para la revista Écran de veille ha reabierto el debate sobre el peso del islam en la juventud francesa al revelar que el 59% de los jóvenes musulmanes de entre 15 y 24 años se muestran favorables a la aplicación de la sharia —la ley islámica— incluso en países no musulmanes. El sondeo, difundido por Le Journal du Dimanche, sitúa esta cifra en el centro de una transformación profunda que los investigadores describen como una “re-islamización” generacional: mientras el conjunto de la sociedad francesa vive un declive sostenido de las prácticas religiosas tradicionales, especialmente del catolicismo, la población musulmana muestra una tendencia inversa y marcada por una creciente adhesión a normas, rituales y visiones del mundo de carácter religioso.
Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del estudio íntegro (en francés) por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502
Los datos permiten medir esta brecha. En 1985, los musulmanes representaban el 0,5 % de la población francesa; en 2025 alcanzan ya el 7%, en paralelo al desplome del catolicismo, que en el mismo periodo ha pasado del 83% al 43%. La práctica también se intensifica: ocho de cada diez musulmanes se consideran religiosos, muy por encima de la media nacional. La diferencia generacional es especialmente llamativa. Mientras que en 1989 solo el 26% de los jóvenes musulmanes rezaba a diario, en 2025 lo hace el 67 %. Entre los mayores de 50 años, en cambio, la tendencia es descendente, pasando del 80 % al 53 %.
El estudio señala igualmente una mayor adhesión a comportamientos o referentes culturales asociados a corrientes rigoristas del islam. Un 43% de los encuestados declara evitar el contacto visual o físico con personas del sexo opuesto; entre las mujeres, el 39% rechaza dar la típica “bise” francesa (besos en la mejilla). Además, un 38 % afirma aprobar, en todo o en parte, las posturas de los movimientos considerados islamistas, cifra que duplica la registrada en 1998. Un 24% expresa simpatía hacia la Hermandad Musulmana, organización cuya influencia ideológica preocupa desde hace décadas a las autoridades francesas.
La publicación de estos resultados ha generado reacciones políticas inmediatas. Dirigentes de la derecha han presentado el dato del 59% como una señal de alarma sobre el fracaso del modelo de integración y el retroceso del laicismo. Por su parte, varias organizaciones musulmanas han cuestionado tanto la formulación de las preguntas como la interpretación del estudio, que califican de “engañosa” e “islamófoba”. Los expertos consultados por el JDD coinciden, no obstante, en que el problema no reside en la religiosidad en sí, sino en el creciente desacoplamiento entre los valores normativos de una parte importante de la juventud musulmana y los fundamentos republicanos de la vida pública francesa.
El debate que abre la encuesta es profundo y va más allá del dato bruto. Para muchos analistas, la idea de que una mayoría de jóvenes pueda aspirar a un sistema legal religioso en un país laico plantea desafíos esenciales en materia de cohesión social, integración cultural y estabilidad institucional. Otros subrayan que estas actitudes pueden surgir de un sentimiento de identidad reforzada frente a un entorno percibido como hostil, lo que complicaría todavía más la respuesta política y social. Sea cual sea la interpretación, la encuesta confirma una fractura que Francia ya percibe desde hace años: conviven en el mismo espacio nacional concepciones muy distintas del papel de la religión, del ejercicio de la autoridad y de las bases normativas de la vida colectiva. Y esa convivencia, advierten los especialistas, será cada vez más difícil de gestionar si no se afronta con franqueza el cambio cultural en curso.
Una encuesta realizada por Ifop para la revista Écran de veille ha reabierto el debate sobre el peso del islam en la juventud francesa al revelar que el 59% de los jóvenes musulmanes de entre 15 y 24 años se muestran favorables a la aplicación de la sharia —la ley islámica— incluso en países no musulmanes. El sondeo, difundido por Le Journal du Dimanche, sitúa esta cifra en el centro de una transformación profunda que los investigadores describen como una “re-islamización” generacional: mientras el conjunto de la sociedad francesa vive un declive sostenido de las prácticas religiosas tradicionales, especialmente del catolicismo, la población musulmana muestra una tendencia inversa y marcada por una creciente adhesión a normas, rituales y visiones del mundo de carácter religioso.
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Los datos permiten medir esta brecha. En 1985, los musulmanes representaban el 0,5 % de la población francesa; en 2025 alcanzan ya el 7%, en paralelo al desplome del catolicismo, que en el mismo periodo ha pasado del 83% al 43%. La práctica también se intensifica: ocho de cada diez musulmanes se consideran religiosos, muy por encima de la media nacional. La diferencia generacional es especialmente llamativa. Mientras que en 1989 solo el 26% de los jóvenes musulmanes rezaba a diario, en 2025 lo hace el 67 %. Entre los mayores de 50 años, en cambio, la tendencia es descendente, pasando del 80 % al 53 %.
El estudio señala igualmente una mayor adhesión a comportamientos o referentes culturales asociados a corrientes rigoristas del islam. Un 43% de los encuestados declara evitar el contacto visual o físico con personas del sexo opuesto; entre las mujeres, el 39% rechaza dar la típica “bise” francesa (besos en la mejilla). Además, un 38 % afirma aprobar, en todo o en parte, las posturas de los movimientos considerados islamistas, cifra que duplica la registrada en 1998. Un 24% expresa simpatía hacia la Hermandad Musulmana, organización cuya influencia ideológica preocupa desde hace décadas a las autoridades francesas.
La publicación de estos resultados ha generado reacciones políticas inmediatas. Dirigentes de la derecha han presentado el dato del 59% como una señal de alarma sobre el fracaso del modelo de integración y el retroceso del laicismo. Por su parte, varias organizaciones musulmanas han cuestionado tanto la formulación de las preguntas como la interpretación del estudio, que califican de “engañosa” e “islamófoba”. Los expertos consultados por el JDD coinciden, no obstante, en que el problema no reside en la religiosidad en sí, sino en el creciente desacoplamiento entre los valores normativos de una parte importante de la juventud musulmana y los fundamentos republicanos de la vida pública francesa.
El debate que abre la encuesta es profundo y va más allá del dato bruto. Para muchos analistas, la idea de que una mayoría de jóvenes pueda aspirar a un sistema legal religioso en un país laico plantea desafíos esenciales en materia de cohesión social, integración cultural y estabilidad institucional. Otros subrayan que estas actitudes pueden surgir de un sentimiento de identidad reforzada frente a un entorno percibido como hostil, lo que complicaría todavía más la respuesta política y social. Sea cual sea la interpretación, la encuesta confirma una fractura que Francia ya percibe desde hace años: conviven en el mismo espacio nacional concepciones muy distintas del papel de la religión, del ejercicio de la autoridad y de las bases normativas de la vida colectiva. Y esa convivencia, advierten los especialistas, será cada vez más difícil de gestionar si no se afronta con franqueza el cambio cultural en curso.












