Comparecencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid desde la Real Casa de Correos
Isabel Díaz Ayuso: "Pedro Sánchez estará preparando algo desquiciado para las próximas fechas"
El 20N de 2025 pasará a ser un día histórico para la democracia española. La Justicia ha condenado a un fiscal general del Estado por cometer un delito con el único objetivo de atacar y dañar a un adversario político. Estos hechos son propios de una dictadura.
Por eso se trata de un día importantísimo para nuestra democracia. Porque ha quedado demostrado que el Estado de Derecho funciona, a pesar de que quienes tenían la obligación de defenderlo y defender la Ley, se dedicaron a delinquir.
Ayer los ciudadanos vieron cómo la Justicia española, poder del Estado que defiende y protege sus derechos fundamentales, funciona incluso frente al uso interesado de las instituciones y el abuso arbitrario del poder por razones políticas.
Hemos visto cómo un ciudadano particular puede obtener la protección y la tutela de nuestros tribunales frente a los delitos que el poder del Estado pueda cometer contra él.
Porque la revelación de secretos de un ciudadano por parte del fiscal general del Estado no sólo ha vulnerado derechos fundamentales de un español, es que muestra la vulnerabilidad de los de todos. Por eso el Colegio de la Abogacía de Madrid dio un paso adelante en defensa de la abogacía española y del derecho a la defensa de todos los ciudadanos.
Se trata de un inadmisible y peligroso atropello, además de un delito que jamás debería haber sucedido en una democracia liberal como la nuestra. Por suerte, el Estado de Derecho está aquí. Es una buena noticia para todos los españoles.
Espero y deseo que el poder del Estado jamás vuelva a vulnerar los derechos de ningún otro ciudadano. Ningún español debe soportar algo así.
El presidente del Gobierno ha decidido dinamitar la separación de poderes y erigirse en juez y parte. Por eso ordenó que la Abogacía del Estado se querellase contra el juez que investiga a su mujer. Y, por eso pretendió imponer la sentencia del fiscal al Supremo en mitad del juicio.
Y también por eso se ordenó una maquinaria de fontaneros relacionados con distintas tramas de corrupción para arremeter contra jueces, fiscales y periodistas. Para impedir que hicieran su trabajo en libertad, para difamarles y amedrentarles.
No es el fiscal general del Estado sino Pedro Sánchez quien se ha sentado en el banquillo de los acusados. Él mismo afirmó que el fiscal dependía de él. Y el fiscal ha sido condenado. Él mismo dijo que habría que pedir perdón al fiscal mientras juntos borraban todo dispositivo digital con el ánimo de obstruir la labor judicial.
Por eso esta noticia ha dado la vuelta al mundo: porque en ninguna democracia liberal un fiscal depende del presidente del Gobierno y aún menos, cooperan coordinados en operaciones de Estado hasta llegar a ser condenados por el Tribunal Supremo.
¿Cómo reparar si no la desconfianza en nuestras instituciones?
¿Cómo explicarle al mundo que España no tolera que su presidente arremeta impunemente contra el Poder Judicial?
¿Desde cuándo una democracia puede normalizar que el presidente del Gobierno utilice el poder del Estado de manera ilegal contra adversarios políticos?
Y advertimos:
Dentro de esta última campaña organizada desde el Gobierno, se ha pretendido vender que lo que aquí sucede es un choque de trenes, de iguales, donde debe haber ganadores y perdedores de relatos.
En un caso, quiero recordar, que nada tiene que ver con la Comunidad de Madrid salvo el ánimo de acabar por vías ilegítimas con quien la preside.
Por eso aquí no gana nadie. Todos perdemos. Porque todo se rompe. Es un paso más hacia el guerracivilismo. El choque frontal contra todo, que venimos denunciando, por cierto, desde este Gobierno desde hace mucho.
El presidente va al choque para que parezca que todo está enfrentado a culpas iguales: Moncloa- Sol; Supremo- Constitucional; Supremo- Moncloa; Justicia contra el presidente víctima, es decir, la justicia contra la democracia.
Para llevar esta situación hasta las últimas consecuencias. Como si todos fuéramos lo mismo y buscáramos lo mismo.
Para crear dos bandos y que cada uno hable al suyo. Como si esto fuera de “los míos” y “los tuyos”.
Es decir:
O la democracia populista de Sánchez o el golpe.
Por eso pretendió que el fiscal saliera de este juicio absuelto o como inocente o como víctima. Faltando, por tanto, al respeto a la labor del Tribunal Supremo y a la verdad.
No hay derecho a causar tanto daño a las instituciones y a la convivencia de los ciudadanos.
España no se merece un gobierno que les mienta.
Ni que les parta en dos.
Ni que utilice el poder judicial, que le pertenece a todos los españoles, para fines políticos. Entre ellos, la permanencia en el poder a toda costa.
Ni ningún funcionario, fiscal, abogado del Estado, nadie, debe sentir, ni de lejos, el aliento del poder político en su labor diaria.
Este ataque del aparato del Estado a un ciudadano no puede volver a repetirse.
Ni se puede tolerar un día más que se intente poner al Estado a disposición del Gobierno para protegerle de su corrupción. Corrupción no se soluciona con más corrupción.
Como corrupción es mantenerse en el poder con pactos con partidos minoritarios a través de la compra de voluntades. Escaños por asientos en empresas públicas y privadas previamente colonizadas. O tramas de corrupción que han fomentado la coalición de gobierno a través de Navarra, el poder que gracias a ello está adquiriendo Bildu…
Como sucede con la mano derecha del presidente, el señor Ábalos, para el que la Fiscalía pide 24 años de cárcel y a su mano izquierda, el señor Cerdán, al que se le piden otros tantos.
No sabemos qué pretende hacer el presidente en las próximas horas y días. Es experto en apagar incendios con más gasolina. Para tenernos despistados, entretenidos.
Nosotros deseamos que todo esto pare de una vez. Deseamos que España comience a replantearse la idea de una nueva Transición como consecuencia de la maravillosa obra de 1975, y que ahora celebramos todos con el aniversario de la espléndida Monarquía española. Todos menos el presidente del Gobierno, claro. Lo que es muy esclarecedor de lo que está pasando.
Nuestra Nación se encuentra en el momento más delicado desde entonces, y llegados a este punto, sólo puede ganar o la autocracia o la libertad.
Si los españoles, voten lo que voten, de toda idea, procedencia y condición, no se unen en defensa de su democracia liberal, de la asunción de que nada ni nadie está por encima de las reglas que nos dimos, la separación de poderes, la convivencia y el Estado de Derecho, la obra de nuestros padres y abuelos estará perdida. Y el daño, que ya está sucediendo, será irreparable.
Las autocracias destruyen el andamiaje constitucional, la separación de poderes y las instituciones al servicio del líder, desde dentro. Y lo siembran todo de zozobra, sospecha y venganza.
Es el proceso por el que nos llevan especialmente desde que los casos de presunta corrupción de la esposa del presidente del Gobierno salieron a la luz.
Con o sin Parlamento.
Con o sin presupuestos.
Sin Senado.
Sin Poder Judicial.
Sin explicaciones.
Insistimos en el daño que se está causando a España.
¿Qué herencia le dejamos a las nuevas generaciones? ¿Un país dividido, de intrigas y bandos como sucedió en los peores episodios de nuestra historia?
¿Que dependiendo de quién instruya, legisle, juzgue o redacte una noticia tendrá presunción de veracidad o culpabilidad?
No sabemos qué escenario está preparando ahora Pedro Sánchez, pero nos tememos algo desquiciado de aquí a próximas fechas. Es su modus operandi.
Apelamos a la cordura de los españoles, la que parece que no asiste a su presidente. Los políticos estamos de ida y vuelta. Las instituciones, la imagen de España ante el mundo, la convivencia de los españoles, es lo que queda.
¿Qué factura dejará el proyecto de Pedro Sánchez de seguir cayendo unos y otros en cada una de sus trampas?
España es mucho más que eso.
España no quiso bandos en su momento y tampoco los quiere ahora.
En ese siniestro muro que Pedro Sánchez ha levantado entre los españoles, que se quede él solo.
Si quisiera un mínimo a España, lo que debe hacer es asumir de una vez que este juego ha llegado muy lejos.
España necesita una nueva etapa de cordura, convivencia, y decoro y reputación institucional. Nos va la Nación en ello.
El 20N de 2025 pasará a ser un día histórico para la democracia española. La Justicia ha condenado a un fiscal general del Estado por cometer un delito con el único objetivo de atacar y dañar a un adversario político. Estos hechos son propios de una dictadura.
Por eso se trata de un día importantísimo para nuestra democracia. Porque ha quedado demostrado que el Estado de Derecho funciona, a pesar de que quienes tenían la obligación de defenderlo y defender la Ley, se dedicaron a delinquir.
Ayer los ciudadanos vieron cómo la Justicia española, poder del Estado que defiende y protege sus derechos fundamentales, funciona incluso frente al uso interesado de las instituciones y el abuso arbitrario del poder por razones políticas.
Hemos visto cómo un ciudadano particular puede obtener la protección y la tutela de nuestros tribunales frente a los delitos que el poder del Estado pueda cometer contra él.
Porque la revelación de secretos de un ciudadano por parte del fiscal general del Estado no sólo ha vulnerado derechos fundamentales de un español, es que muestra la vulnerabilidad de los de todos. Por eso el Colegio de la Abogacía de Madrid dio un paso adelante en defensa de la abogacía española y del derecho a la defensa de todos los ciudadanos.
Se trata de un inadmisible y peligroso atropello, además de un delito que jamás debería haber sucedido en una democracia liberal como la nuestra. Por suerte, el Estado de Derecho está aquí. Es una buena noticia para todos los españoles.
Espero y deseo que el poder del Estado jamás vuelva a vulnerar los derechos de ningún otro ciudadano. Ningún español debe soportar algo así.
El presidente del Gobierno ha decidido dinamitar la separación de poderes y erigirse en juez y parte. Por eso ordenó que la Abogacía del Estado se querellase contra el juez que investiga a su mujer. Y, por eso pretendió imponer la sentencia del fiscal al Supremo en mitad del juicio.
Y también por eso se ordenó una maquinaria de fontaneros relacionados con distintas tramas de corrupción para arremeter contra jueces, fiscales y periodistas. Para impedir que hicieran su trabajo en libertad, para difamarles y amedrentarles.
No es el fiscal general del Estado sino Pedro Sánchez quien se ha sentado en el banquillo de los acusados. Él mismo afirmó que el fiscal dependía de él. Y el fiscal ha sido condenado. Él mismo dijo que habría que pedir perdón al fiscal mientras juntos borraban todo dispositivo digital con el ánimo de obstruir la labor judicial.
Por eso esta noticia ha dado la vuelta al mundo: porque en ninguna democracia liberal un fiscal depende del presidente del Gobierno y aún menos, cooperan coordinados en operaciones de Estado hasta llegar a ser condenados por el Tribunal Supremo.
¿Cómo reparar si no la desconfianza en nuestras instituciones?
¿Cómo explicarle al mundo que España no tolera que su presidente arremeta impunemente contra el Poder Judicial?
¿Desde cuándo una democracia puede normalizar que el presidente del Gobierno utilice el poder del Estado de manera ilegal contra adversarios políticos?
Y advertimos:
Dentro de esta última campaña organizada desde el Gobierno, se ha pretendido vender que lo que aquí sucede es un choque de trenes, de iguales, donde debe haber ganadores y perdedores de relatos.
En un caso, quiero recordar, que nada tiene que ver con la Comunidad de Madrid salvo el ánimo de acabar por vías ilegítimas con quien la preside.
Por eso aquí no gana nadie. Todos perdemos. Porque todo se rompe. Es un paso más hacia el guerracivilismo. El choque frontal contra todo, que venimos denunciando, por cierto, desde este Gobierno desde hace mucho.
El presidente va al choque para que parezca que todo está enfrentado a culpas iguales: Moncloa- Sol; Supremo- Constitucional; Supremo- Moncloa; Justicia contra el presidente víctima, es decir, la justicia contra la democracia.
Para llevar esta situación hasta las últimas consecuencias. Como si todos fuéramos lo mismo y buscáramos lo mismo.
Para crear dos bandos y que cada uno hable al suyo. Como si esto fuera de “los míos” y “los tuyos”.
Es decir:
O la democracia populista de Sánchez o el golpe.
Por eso pretendió que el fiscal saliera de este juicio absuelto o como inocente o como víctima. Faltando, por tanto, al respeto a la labor del Tribunal Supremo y a la verdad.
No hay derecho a causar tanto daño a las instituciones y a la convivencia de los ciudadanos.
España no se merece un gobierno que les mienta.
Ni que les parta en dos.
Ni que utilice el poder judicial, que le pertenece a todos los españoles, para fines políticos. Entre ellos, la permanencia en el poder a toda costa.
Ni ningún funcionario, fiscal, abogado del Estado, nadie, debe sentir, ni de lejos, el aliento del poder político en su labor diaria.
Este ataque del aparato del Estado a un ciudadano no puede volver a repetirse.
Ni se puede tolerar un día más que se intente poner al Estado a disposición del Gobierno para protegerle de su corrupción. Corrupción no se soluciona con más corrupción.
Como corrupción es mantenerse en el poder con pactos con partidos minoritarios a través de la compra de voluntades. Escaños por asientos en empresas públicas y privadas previamente colonizadas. O tramas de corrupción que han fomentado la coalición de gobierno a través de Navarra, el poder que gracias a ello está adquiriendo Bildu…
Como sucede con la mano derecha del presidente, el señor Ábalos, para el que la Fiscalía pide 24 años de cárcel y a su mano izquierda, el señor Cerdán, al que se le piden otros tantos.
No sabemos qué pretende hacer el presidente en las próximas horas y días. Es experto en apagar incendios con más gasolina. Para tenernos despistados, entretenidos.
Nosotros deseamos que todo esto pare de una vez. Deseamos que España comience a replantearse la idea de una nueva Transición como consecuencia de la maravillosa obra de 1975, y que ahora celebramos todos con el aniversario de la espléndida Monarquía española. Todos menos el presidente del Gobierno, claro. Lo que es muy esclarecedor de lo que está pasando.
Nuestra Nación se encuentra en el momento más delicado desde entonces, y llegados a este punto, sólo puede ganar o la autocracia o la libertad.
Si los españoles, voten lo que voten, de toda idea, procedencia y condición, no se unen en defensa de su democracia liberal, de la asunción de que nada ni nadie está por encima de las reglas que nos dimos, la separación de poderes, la convivencia y el Estado de Derecho, la obra de nuestros padres y abuelos estará perdida. Y el daño, que ya está sucediendo, será irreparable.
Las autocracias destruyen el andamiaje constitucional, la separación de poderes y las instituciones al servicio del líder, desde dentro. Y lo siembran todo de zozobra, sospecha y venganza.
Es el proceso por el que nos llevan especialmente desde que los casos de presunta corrupción de la esposa del presidente del Gobierno salieron a la luz.
Con o sin Parlamento.
Con o sin presupuestos.
Sin Senado.
Sin Poder Judicial.
Sin explicaciones.
Insistimos en el daño que se está causando a España.
¿Qué herencia le dejamos a las nuevas generaciones? ¿Un país dividido, de intrigas y bandos como sucedió en los peores episodios de nuestra historia?
¿Que dependiendo de quién instruya, legisle, juzgue o redacte una noticia tendrá presunción de veracidad o culpabilidad?
No sabemos qué escenario está preparando ahora Pedro Sánchez, pero nos tememos algo desquiciado de aquí a próximas fechas. Es su modus operandi.
Apelamos a la cordura de los españoles, la que parece que no asiste a su presidente. Los políticos estamos de ida y vuelta. Las instituciones, la imagen de España ante el mundo, la convivencia de los españoles, es lo que queda.
¿Qué factura dejará el proyecto de Pedro Sánchez de seguir cayendo unos y otros en cada una de sus trampas?
España es mucho más que eso.
España no quiso bandos en su momento y tampoco los quiere ahora.
En ese siniestro muro que Pedro Sánchez ha levantado entre los españoles, que se quede él solo.
Si quisiera un mínimo a España, lo que debe hacer es asumir de una vez que este juego ha llegado muy lejos.
España necesita una nueva etapa de cordura, convivencia, y decoro y reputación institucional. Nos va la Nación en ello.




















