Base aérea de Volkel Air Base
El Ejército holandés dispara contra un enjambre de drones y no logra derribar ningún aparato
Amsterdam, 22 de noviembre de 2025 — La de ayer fue una tarde insólita y cargada de tensión: según informa Reuters, las fuerzas armadas neerlandesas abrieron fuego contra drones no identificados que sobrevolaban la base aérea de Volkel Air Base, situada en el sudeste de los Países Bajos, cercana a la frontera alemana.
Entre las 19:00 y las 21:00 (hora local) del viernes por la noche, personal de seguridad en la base divisó varias aeronaves no tripuladas (UAVs) en un espacio aéreo prohibido. Según el comunicado del Ministerio de Defensa holandés, «el personal de la fuerza aérea utilizó armas desde tierra para derribar los drones». No se han recuperado restos de las aeronaves ni se ha confirmado ningún impacto directo. Los drones abandonaron el área antes de que la policía militar abriera una investigación.
La base de Volkel alberga instalaciones sensibles de la Royal Netherlands Air Force y forma parte de la red de defensa aérea de la NATO en Europa. El alzamiento de drones sobre este tipo de instalaciones plantea varias hipótesis: espionaje o reconocimiento táctico, una provocación o demostración de fuerza, o incluso una simulación de ataque híbrido en un contexto europeo más amplio. La ministra reconoció que «no está claro por qué los drones volaban en zonas donde no están permitidos».
Este incidente revela que incluso países tradicionalmente neutrales o de bajo perfil militar como los Países Bajos no están a salvo de incursiones aéreas no convencionales. Algunos elementos clave de interpretación:
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La utilización de armamento real desde tierra indica un cambio en la tolerancia operativa: ante amenazas aéreas no cooperativas, se pasa a respuesta letal.
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La ausencia de identificación de los drones o de quién los operaba deja abierta la puerta al desconcierto estratégico.
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En el contexto de la OTAN, el caso podría servir de estímulo para reforzar sistemas antidrón y actualizar protocolos de respuesta a amenazas híbridas.
Fuentes militares consultadas indican que este tipo de incidentes —junto con reportes similares en Bélgica y Alemania— están siendo tratados como parte de un patrón creciente de vulneración de espacio aéreo en Europa. Aunque ninguna potencia ha admitido responsabilidad, la mención por parte de oficiales aliados de tácticas de guerra híbrida sugiere que estas incursiones pueden tener motivaciones geopolíticas profundas.
Quedan aún muchas preguntas abiertas: ¿Quién pilotaba los drones? ¿Una operación estatal, un actor privado o un grupo no identificado? ¿Cuál era el objetivo exacto sobre la base de Volkel: recolección de datos, prueba de defensa aérea o simple distracción? ¿Cómo evolucionará la doctrina de respuesta neerlandesa ante amenazas aéreas no convencionales? ¿Qué implicaciones tendrá este episodio para la seguridad de otras bases OTAN en Europa?
En conclusión, la noche del 21 al 22 de noviembre de 2025 marcó un antes y un después en la percepción de amenaza aérea en Europa occidental: un país de la OTAN disparó a drones sobre su propio territorio. Este episodio pone en evidencia que el cielo europeo ya no está blindado contra incursiones tecnológicas o no tripuladas. A partir de ahora, la defensa aérea debe enfrentar un nuevo escenario: silencioso, rápido y difícil de atribuir.
Amsterdam, 22 de noviembre de 2025 — La de ayer fue una tarde insólita y cargada de tensión: según informa Reuters, las fuerzas armadas neerlandesas abrieron fuego contra drones no identificados que sobrevolaban la base aérea de Volkel Air Base, situada en el sudeste de los Países Bajos, cercana a la frontera alemana.
Entre las 19:00 y las 21:00 (hora local) del viernes por la noche, personal de seguridad en la base divisó varias aeronaves no tripuladas (UAVs) en un espacio aéreo prohibido. Según el comunicado del Ministerio de Defensa holandés, «el personal de la fuerza aérea utilizó armas desde tierra para derribar los drones». No se han recuperado restos de las aeronaves ni se ha confirmado ningún impacto directo. Los drones abandonaron el área antes de que la policía militar abriera una investigación.
La base de Volkel alberga instalaciones sensibles de la Royal Netherlands Air Force y forma parte de la red de defensa aérea de la NATO en Europa. El alzamiento de drones sobre este tipo de instalaciones plantea varias hipótesis: espionaje o reconocimiento táctico, una provocación o demostración de fuerza, o incluso una simulación de ataque híbrido en un contexto europeo más amplio. La ministra reconoció que «no está claro por qué los drones volaban en zonas donde no están permitidos».
Este incidente revela que incluso países tradicionalmente neutrales o de bajo perfil militar como los Países Bajos no están a salvo de incursiones aéreas no convencionales. Algunos elementos clave de interpretación:
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La utilización de armamento real desde tierra indica un cambio en la tolerancia operativa: ante amenazas aéreas no cooperativas, se pasa a respuesta letal.
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La ausencia de identificación de los drones o de quién los operaba deja abierta la puerta al desconcierto estratégico.
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En el contexto de la OTAN, el caso podría servir de estímulo para reforzar sistemas antidrón y actualizar protocolos de respuesta a amenazas híbridas.
Fuentes militares consultadas indican que este tipo de incidentes —junto con reportes similares en Bélgica y Alemania— están siendo tratados como parte de un patrón creciente de vulneración de espacio aéreo en Europa. Aunque ninguna potencia ha admitido responsabilidad, la mención por parte de oficiales aliados de tácticas de guerra híbrida sugiere que estas incursiones pueden tener motivaciones geopolíticas profundas.
Quedan aún muchas preguntas abiertas: ¿Quién pilotaba los drones? ¿Una operación estatal, un actor privado o un grupo no identificado? ¿Cuál era el objetivo exacto sobre la base de Volkel: recolección de datos, prueba de defensa aérea o simple distracción? ¿Cómo evolucionará la doctrina de respuesta neerlandesa ante amenazas aéreas no convencionales? ¿Qué implicaciones tendrá este episodio para la seguridad de otras bases OTAN en Europa?
En conclusión, la noche del 21 al 22 de noviembre de 2025 marcó un antes y un después en la percepción de amenaza aérea en Europa occidental: un país de la OTAN disparó a drones sobre su propio territorio. Este episodio pone en evidencia que el cielo europeo ya no está blindado contra incursiones tecnológicas o no tripuladas. A partir de ahora, la defensa aérea debe enfrentar un nuevo escenario: silencioso, rápido y difícil de atribuir.











