2025. ¡Qué año!

2025 ha sido un año extraordinario para mí; en muchos sentidos, un año que alguna vez pensé que nunca llegaría. Este año, por fin pude regresar al Mar Báltico y continuar la investigación del objeto conocido como la Anomalía del Mar Báltico. Y esta vez, sucedió como debía ser: junto con científicos e investigadores con amplia experiencia.

Trabajamos desde el buque de investigación de la Universidad de Estocolmo, algo que jamás creí posible cuando este viaje comenzó en 2011. Durante años, intenté explicar la importancia de este objeto, por qué merece una atención científica seria. Recuerdo haber llamado a investigadores en aquel entonces para preguntarles si siquiera considerarían investigarlo. La respuesta solía ser educada, pero contundente: no. Fue una batalla cuesta arriba.

Choqué contra un muro una y otra vez. Y aún así, aquí estamos. En 2025, volvimos al sitio dos veces. Esta vez con investigadores de Alemania, Francia, Estados Unidos y Suecia. Al principio hubo escepticismo, lo cual es saludable en la ciencia. Pero una vez allí, una vez que vieron los datos y el sitio con sus propios ojos, algo cambió. Quedó claro que se trataba de algo único. Algo diferente.

Ahora contamos con datos sólidos. Pero aún falta mucho para terminar. Si todo va bien, 2026 podría ser el año en que finalmente comprendamos qué es realmente este objeto. A lo largo de los años, hemos experimentado perturbaciones durante nuestro trabajo: interferencias con equipos, radio, sistemas satelitales e incluso fenómenos meteorológicos inusuales justo encima del sitio. Todo esto es real. Convencer a otros nunca ha sido fácil. Pero en 2025, muchos investigadores finalmente comenzaron a comprender que algo está sucediendo.

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a Beatriz Villarroel. Conocer a Beatriz hace poco más de dos años parece casi inevitable. Compartimos el mismo objetivo: buscar la verdad científicamente, sin miedo y sin estigma. Su trabajo y valentía han sido esenciales. También quiero agradecer sinceramente a la Sociedad de Estudios de UAP por apoyar este proyecto. Y a nuestros patrocinadores privados: sin su confianza y apoyo, nada de esto habría sido posible.

Hoy en día, cada vez más investigadores comienzan a aceptar lo que muchos saben desde hace mucho tiempo: el fenómeno es real. El estigma se está desvaneciendo poco a poco; no ha desaparecido, pero se está debilitando. Y eso importa. 2025 ha sido un año verdaderamente significativo. De cara al año 2026, estamos trabajando en un nuevo proyecto científico que presentaremos en su momento. Hemos recorrido un largo camino. Y la búsqueda de la verdad continúa. La verdad siempre debe prevalecer. Feliz Navidad y próspero año nuevo a todos ustedes.