Apenas unas horas después de que el Gobierno llamara a censurar voces críticas
Twitter censura las cuentas del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) y de su presidenta, Consuelo Ordóñez
Apenas unas horas después de que el Gobierno de extrema izquierda de Pedro Sánchez llamara a censurar voces críticas y medios de comunicación, la red social Twitter, en manos de la extrema-izquierda y del Islam político, ha censurado sin ninguna explicación las cuentas del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), en estos momentos la principal asociación de víctimas del terrorismo que existe en España, y de su presidenta, Consuelo Ordóñez.
Curiosamente, Twitter España, al igual que hace su matriz en Estados Unidos, permite, alienta y da aire a centenares de cuentas en manos de terroristas como Arnaldo Otegi, de filoterroristas y de miles de incendiarios fanáticos de extrema-izquierda que apelan, un día sí y otro también, a realizar todo tipo de barbaridades contra los sistemas democráticos, contra los derechos individuales, contra los pilares de la cultura occidental, contra la Constitución española, contra la Iglesia católica y contra todo aquello que sea un cimiento firme de nuestra civilización. Twitter nunca suspende ni censura ni coarta a los bárbaros; solo las más elementales reglas de la convivencia, de la tolerancia y de la libertad molestan al puñado de ególatras fanáticos e ignorantes que dirigen esta compañía.
Hay que tomar cartas en el asunto. Si Twitter se autoproclama responsable para censurar determinadas cuentas, también ha de ser responsable de las cuentas de tantos miserables extremistas como pululan por su red. ¿A que espera la Audiencia Nacional para actuar?.
Apenas unas horas después de que el Gobierno de extrema izquierda de Pedro Sánchez llamara a censurar voces críticas y medios de comunicación, la red social Twitter, en manos de la extrema-izquierda y del Islam político, ha censurado sin ninguna explicación las cuentas del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), en estos momentos la principal asociación de víctimas del terrorismo que existe en España, y de su presidenta, Consuelo Ordóñez.
Curiosamente, Twitter España, al igual que hace su matriz en Estados Unidos, permite, alienta y da aire a centenares de cuentas en manos de terroristas como Arnaldo Otegi, de filoterroristas y de miles de incendiarios fanáticos de extrema-izquierda que apelan, un día sí y otro también, a realizar todo tipo de barbaridades contra los sistemas democráticos, contra los derechos individuales, contra los pilares de la cultura occidental, contra la Constitución española, contra la Iglesia católica y contra todo aquello que sea un cimiento firme de nuestra civilización. Twitter nunca suspende ni censura ni coarta a los bárbaros; solo las más elementales reglas de la convivencia, de la tolerancia y de la libertad molestan al puñado de ególatras fanáticos e ignorantes que dirigen esta compañía.
Hay que tomar cartas en el asunto. Si Twitter se autoproclama responsable para censurar determinadas cuentas, también ha de ser responsable de las cuentas de tantos miserables extremistas como pululan por su red. ¿A que espera la Audiencia Nacional para actuar?.




















