Los “intelectuales oscuros de la web” que plantan cara a la censura ideológica y al oscurantismo intelectual impulsados por la izquierda occidental (II)
Claire Lehmann y la apuesta por la libertad de “Quillette”
Los IDW, los “intellectual dark web” (“intelectuales oscuros de la web”, en su traducción al español), son un conjunto de académicos, periodistas y empresarios tecnológicos que entienden que la hegemonía que las doctrinas de izquierda y de extrema izquierda tienen en los círculos educativos, universitarios y en los medios de comuicación, está contribuyendo de una forma extremadamente peligrosa a poner límites a la libertad de expresión en particular, y a las libertades individuales, en general.
Estos pensadores están surgiendo como una fuerza a tener en cuenta y únicamente coinciden entre ellos por su apego inquebrantable a los valores liberal-conservadores más tradicionales. Bregados en la lucha online, los IDW están convencidos de que la utilización que la izquierda política hace de la ideología de género y de las minorías raciales solamente sirve para censurar arbitrariamente, para detener el progreso y para retrotraer a la Humanidad a costumbres bárbaras propias de la Edad Media, como las que se defienden, por ejemplo, en algunos de los países musulmanes que, curiosamente, tanto apoyan a los partidos políticos europeos de izquierda y de extrema izquierda.
Las cada vez más numerosas voces que se levantan contra el totalitarisno intelectual de corte socialdemócrata que asuela Occidente están perfectamente representadas por Claire Lehmann, escritora, psicóloga y editora australiana que a través de su publicación “Quillette” , basada en Sidney, está consiguiendo congregar a decenas de humanistas y científicos de todo el mundo, pero especialmente de Europa y América, que desean liberarse de la presión ejercida en los campus y en los medios de comunicación por la corrección política aplicada dictatorialmente y por la tironía de las minorías subyugadas por la izquierda.
“Quillette” reveló, por ejemplo, hace algunas semanas que numerosas revistas científicas internacionales están aprobando la publicación de estudios infundados, tramposos, falsos o ridículos simplemente por miedo a no ser "políticamente correctos”. El escándalo ha aumentado la popularidad a la revista, aunque, según explica la propia Lehmann a “Politico”, “unicamente quería que el público fuera consciente de que hay muchas personas dentro de la academia que están hartas de las quejas, de la falta de libertad y de la autocensura".
A pesar de que la dirección y los colaboradores de “Quillette” reciben un día sí y otro también insultos de “fascistas” a través del estercolero en que se han convertido las redes sociales, entre los más férreos defensores de la web se encuentran algunos nombres prestigiosos como el biólogo evolutivo Richard Dawkins, los profesores de psicología Steven Pinker de Harvard y Jonathan Haidt de la Universidad de Nueva York, o columnistas como David Brooks, Meghan Daum y Andrew Sullivan. “Estoy impresionado sobre cómo ‘Quillette’ publica, sin convertirse en algo incendiario, artículos heterodoxos e intelectualmente serios que hoy en día se han vuelto casi tabues en el discurso académico e intelectual", dice Pinker.
Lehmann, de 33 años, fundó “Quillette” en 2015. En aquel momento estaba embarazada y había decidido no terminar sus estudios en Psicología Forense. De hecho,la web, bajo el lema "una plataforma para el pensamiento libre", comenzó siendo un repositorio de contenidos para que los psicólogos, particularmente los evolutivos, pudieran escribir sin cortapisas sobre temas relacionados con la naturaleza humana. “Al principio solamente queríamos desacreditar la teoría de la ‘pizarra en blanco’ del desarrollo humano, que postula que los individuos son en gran parte productos de la nutrición, y no de la naturaleza. Pero los temas que se trataban crecieron rápidamente y al establecer un espacio donde las críticas podían hacerse libremente éste pasó rápidamente a convertirse en un lugar desde el que denunciar otros aspectos de la ortodoxia izquierdista”.
“Quillette” publica semanalmente una media de 10 artículos sobre los más diversos temas, aunque algunos son recurrentes como el análisis de la falta de libertad de expresión en los campus, la demostración constante de la existencia de claras diferencias entre los sexos o la constante revisión de las relaciones postcoloniales de Occidente. “Todos los artículos, a su manera, denuncian las ‘políticas de pureza’ impuestas por la izquierda política”, explica Lehmann.
“Quillette” tiene mensualmente más de dos millones de páginas vistas, más que The New York Review of Books, y más que Harper’s y Tablet combinados. Gran parte de los lectores llega a través de Twitter, donde la propia Lehmann cuenta con más de 100.000 seguidores.
Lehmann no se considera una periodista, pero lo que está claro es que “Quillette”, en el mundo anglosajón, está a la vanguardia de la lucha cultural y de la defensa de la libertad. De las libertades. También en la defensa del más elemental sentido común.
Los IDW, los “intellectual dark web” (“intelectuales oscuros de la web”, en su traducción al español), son un conjunto de académicos, periodistas y empresarios tecnológicos que entienden que la hegemonía que las doctrinas de izquierda y de extrema izquierda tienen en los círculos educativos, universitarios y en los medios de comuicación, está contribuyendo de una forma extremadamente peligrosa a poner límites a la libertad de expresión en particular, y a las libertades individuales, en general.
Estos pensadores están surgiendo como una fuerza a tener en cuenta y únicamente coinciden entre ellos por su apego inquebrantable a los valores liberal-conservadores más tradicionales. Bregados en la lucha online, los IDW están convencidos de que la utilización que la izquierda política hace de la ideología de género y de las minorías raciales solamente sirve para censurar arbitrariamente, para detener el progreso y para retrotraer a la Humanidad a costumbres bárbaras propias de la Edad Media, como las que se defienden, por ejemplo, en algunos de los países musulmanes que, curiosamente, tanto apoyan a los partidos políticos europeos de izquierda y de extrema izquierda.
Las cada vez más numerosas voces que se levantan contra el totalitarisno intelectual de corte socialdemócrata que asuela Occidente están perfectamente representadas por Claire Lehmann, escritora, psicóloga y editora australiana que a través de su publicación “Quillette” , basada en Sidney, está consiguiendo congregar a decenas de humanistas y científicos de todo el mundo, pero especialmente de Europa y América, que desean liberarse de la presión ejercida en los campus y en los medios de comunicación por la corrección política aplicada dictatorialmente y por la tironía de las minorías subyugadas por la izquierda.
“Quillette” reveló, por ejemplo, hace algunas semanas que numerosas revistas científicas internacionales están aprobando la publicación de estudios infundados, tramposos, falsos o ridículos simplemente por miedo a no ser "políticamente correctos”. El escándalo ha aumentado la popularidad a la revista, aunque, según explica la propia Lehmann a “Politico”, “unicamente quería que el público fuera consciente de que hay muchas personas dentro de la academia que están hartas de las quejas, de la falta de libertad y de la autocensura".
A pesar de que la dirección y los colaboradores de “Quillette” reciben un día sí y otro también insultos de “fascistas” a través del estercolero en que se han convertido las redes sociales, entre los más férreos defensores de la web se encuentran algunos nombres prestigiosos como el biólogo evolutivo Richard Dawkins, los profesores de psicología Steven Pinker de Harvard y Jonathan Haidt de la Universidad de Nueva York, o columnistas como David Brooks, Meghan Daum y Andrew Sullivan. “Estoy impresionado sobre cómo ‘Quillette’ publica, sin convertirse en algo incendiario, artículos heterodoxos e intelectualmente serios que hoy en día se han vuelto casi tabues en el discurso académico e intelectual", dice Pinker.
Lehmann, de 33 años, fundó “Quillette” en 2015. En aquel momento estaba embarazada y había decidido no terminar sus estudios en Psicología Forense. De hecho,la web, bajo el lema "una plataforma para el pensamiento libre", comenzó siendo un repositorio de contenidos para que los psicólogos, particularmente los evolutivos, pudieran escribir sin cortapisas sobre temas relacionados con la naturaleza humana. “Al principio solamente queríamos desacreditar la teoría de la ‘pizarra en blanco’ del desarrollo humano, que postula que los individuos son en gran parte productos de la nutrición, y no de la naturaleza. Pero los temas que se trataban crecieron rápidamente y al establecer un espacio donde las críticas podían hacerse libremente éste pasó rápidamente a convertirse en un lugar desde el que denunciar otros aspectos de la ortodoxia izquierdista”.
“Quillette” publica semanalmente una media de 10 artículos sobre los más diversos temas, aunque algunos son recurrentes como el análisis de la falta de libertad de expresión en los campus, la demostración constante de la existencia de claras diferencias entre los sexos o la constante revisión de las relaciones postcoloniales de Occidente. “Todos los artículos, a su manera, denuncian las ‘políticas de pureza’ impuestas por la izquierda política”, explica Lehmann.
“Quillette” tiene mensualmente más de dos millones de páginas vistas, más que The New York Review of Books, y más que Harper’s y Tablet combinados. Gran parte de los lectores llega a través de Twitter, donde la propia Lehmann cuenta con más de 100.000 seguidores.
Lehmann no se considera una periodista, pero lo que está claro es que “Quillette”, en el mundo anglosajón, está a la vanguardia de la lucha cultural y de la defensa de la libertad. De las libertades. También en la defensa del más elemental sentido común.











