El retrato de Dorian Sánchez
![[Img #28431]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2025/8906_screenshot-2025-06-29-at-16-21-42-pedro-sanchez-buscar-con-google.png)
Pedro Sánchez continúa viéndose guapo en el espejo. Pero la imagen que devuelve el espejo no es la que él quiere ver. Como todo psicópata totalitario, pretende que nadie vea esa imagen e intentar convencer a quien quiera dejarse convencer de que su verdadera naturaleza es la que vende su propaganda, del mismo modo que el socialismo siempre ofrece una imagen de prosperidad y bienestar mientras la realidad del espejo es el atraso, la pobreza y la opresión.
A pesar de sus esfuerzos y de los de sus acólitos mediáticos, las verdaderas putas del régimen, se comienza a notar la calavera tras la máscara.
No podemos dejar de mencionar que fuimos desde este periódico los primeros que comparamos a Pedro Sánchez con Hugo Chávez, y que ya entonces lo llamábamos Hugo Sánchez. Muchos han necesitado cinco años para darse cuenta del proceso en que nos embarcaba desde el inicio de su gobierno, a lomos de una moción de censura fraudulenta, como todo lo que ha hecho en su vida el ilegítimo presidente que nos desgobierna. La mayoría ha necesitado cinco años y tenerlo delante de sus narices para darse cuenta de que alcanzó el poder una banda de crimen organizado que clonaba fielmente el proceso bolivariano y que busca enrocarse en las estructuras del Estado y perpetuarse en el poder.
Ya decíamos entonces que Hugo Sánchez no tenía más que dos opciones: o le sale bien el órdago y se perpetúa en el poder bajo una apariencia insípida de democracia o pierde el poder y acaba en la cárcel o el exilio.
Haberlo visto venir desde el principio no tiene mayor mérito. Es simplemente consecuencia de conocer dos cosas: la naturaleza del socialismo y la naturaleza del PSOE. Era evidente desde el primer momento que, con la complicidad impagable de Rajoy, Hugo Sánchez era la continuación de Zapatero, como sus políticas han constatado. Quienes no lo vieron antes y hoy están escandalizados fueron cegados por el mal que asola Occidente: el respeto reverencial al socialismo. Esto impide que los periodistas y comentaristas y políticos de derecha moderados no vean la realidad del espectro que tienen enfrente sino que, además, se vean contaminados por él de modo que se convierten en los auténticos socialdemócratas (el Partido Popular español y el europeo lo son) mientras que los antiguos socialdemócratas se han radicalizado a un socialismo cada vez más alejado del respeto a la democracia liberal. De ahí la idea de Zapatero, continuada por Hugo Sánchez, de aliarse con todos los enemigos de la tradicional democracia: el comunismo, el populismo, los nacionalismos y el brazo político de grupos terroristas socialistas.
Muchos se llevan las manos ahora a la cabeza, cuando el plan era desde el inicio tan obvio que lo que llama la atención es que no lo vieran: bastaba con observar al PSOE andaluz y sus andanzas durante treinta y seis años de opresión: atraso social, clientelismo, corrupción crónica; esto es, la imitación del PRI mexicano desde el inicio. No había que ser un genio para darse cuenta de que lo que se pretendía era repetir ese modelo a nivel nacional. Nadie había robado tanto y tan impunemente como el PSOE andaluz: el modelo estaba servido.
Quienes se escandalizan ahora por los puteríos de Koldo y Ávalos son los mismos que nunca vieron nada y quienes se quedan en la superficie de las cosas, pues esa corrupción económica de mordidas y puteríos ya había sido moneda común en Andalucía durante décadas y, sinceramente, ni siquiera es lo peor. Lo peor era la colonización de las instituciones, la instauración de la corrupción moral absoluta en la sociedad y la compra de voluntades con dinero público. Ya saben: sin dinero público los malvados no son nada: por eso defienden el Estado, las administraciones públicas, los altos impuestos y la ingeniería social para dirigir a las masas. Nos ahogan con nuestro propio dinero. Que algunos lo gasten en prostitutas no sería más que una anécdota si no fuera porque dilapidan nuestra riqueza en mantenerse en el poder y ello supone cientos de miles de millones robados con nuestra anuencia. Lo advertimos desde aquí nada más saber que España no había aceptado que las compras de material sanitario durante la pandemia se hicieran desde Bruselas. Blanco y en botella. Ahora comienza a saberse en qué lo gastaron, y no fue precisamente para socorrer a los españoles, a los que habían ayudado a contagiarse de Covid y a morir hacinados en hospitales de un sistema sanitario que desde la propaganda estatal era el mejor del mundo y que ha demostrado no ser más que una estafa, como todo lo que nos vende esta gentuza.
El retrato de Dorian Gray, la gran novela de Oscar Wilde, describe a un joven que permanece eternamente lozano mientras un cuadro oculto refleja su verdadero rostro, corroído de la putrefacción de sus crímenes. No es la imagen de Pedro Sánchez, es la imagen del socialismo que encarna a la perfección nuestro podrido presidente. Los escándalos de corrupción, la colonización de los contrapoderes democráticos y la deuda récord y otros desmanes revelan su putrefacción moral y el cumplimiento de los hitos de leyes habilitantes sin contrapeso idénticas a las que llevaron al hundimiento a Venezuela, muestran que aquí el proceso es aún más acelerado. La ley de amnistía no es sino un paso más en el proceso que, por supuesto, no ha acabado. El momento decisivo será el golpe a la justicia de manos de la ley Bolaños, en unos pocos meses.
Lamentablemente, estoy convencido de que la sociedad dejará solos a los jueces que se manifiestan estos días por mantener la mínima independencia que aún les queda. Estamos tan adocenados que nadie piensa en un parón general (ya que nuestras leyes laborales sólo reconocen el derecho de huelga a los empleados, pero sí existen el boicot y la libertad de protestar mediante un parón general, por ejemplo), cuando sería imprescindible para llamar la atención del mundo sobre el proceso de canibalización que vive España a manos de los dos peores males de la historia: el socialismo y el nacionalismo. Pero parece que los partidos de la oposición están entretenidos en cosas menores y en mantener la ficción de que caerá el monstruo y ya pelean, como hienas, por los despojos. Su ingenuidad nos costará cara. El regulador del crimen en que el PSOE ha convertido al Estado español no caerá por discursitos bien intencionados. De vez en cuando organizan una manifestación, por supuesto cada uno por su lado, no vaya a ser que los vean juntos los progresistas y ardan las tertulias de los medios nazis del régimen, pero ninguno tiene el valor de llamar a un paro general, único modo real de apoyar la huelga de jueces y de movilizar a millones de españoles para poner de manifiesto al mundo la verdadera naturaleza de nuestro régimen, que no es simplemente un caso de corrupción, como están aireando, sin profundizar mucho, algunos medios internacionales.
En tanto el cuadro muestra la putrefacción del rostro de Hugo Sánchez, el aspecto lozano de su partido se manifiesta mediante la propaganda, la supuesta modernidad, el supuesto progresismo y la apariencia de democracia que nos venden los medios y, sobre todo, por esos millones de irredentos votantes que jamás dejarán de votar al socialismo por mucho que los arruine o arruine a sus hijos y nietos. Como Saturno devorando a su hijo, los y las charos socialistas continúan, irredentos, votando al monstruo. Siguen mostrándose resplandecientemente orgullosos de ser socialistas porque, como ha dicho la impresentable comunista Ana Belén hace poco, "no hay que olvidar sus logros", esos logros que sólo consiguen ver los progresistas y que sufrimos todos los demás. Así, Hugo Sánchez continuará paseando palmito, algo deslucido, eso sí, y mostrando en el rostro la incipiente putrefacción, mientras continúa dirigiendo los destinos de este país desde el palacio en el centro de la Caracas del Mediterráneo, y los demás continuaremos escribiendo tuits y artículos para nada.
¿No hay nadie con capacidad de convocatoria para llamar a un parón general a toda la nación?
Pedro Sánchez continúa viéndose guapo en el espejo. Pero la imagen que devuelve el espejo no es la que él quiere ver. Como todo psicópata totalitario, pretende que nadie vea esa imagen e intentar convencer a quien quiera dejarse convencer de que su verdadera naturaleza es la que vende su propaganda, del mismo modo que el socialismo siempre ofrece una imagen de prosperidad y bienestar mientras la realidad del espejo es el atraso, la pobreza y la opresión.
A pesar de sus esfuerzos y de los de sus acólitos mediáticos, las verdaderas putas del régimen, se comienza a notar la calavera tras la máscara.
No podemos dejar de mencionar que fuimos desde este periódico los primeros que comparamos a Pedro Sánchez con Hugo Chávez, y que ya entonces lo llamábamos Hugo Sánchez. Muchos han necesitado cinco años para darse cuenta del proceso en que nos embarcaba desde el inicio de su gobierno, a lomos de una moción de censura fraudulenta, como todo lo que ha hecho en su vida el ilegítimo presidente que nos desgobierna. La mayoría ha necesitado cinco años y tenerlo delante de sus narices para darse cuenta de que alcanzó el poder una banda de crimen organizado que clonaba fielmente el proceso bolivariano y que busca enrocarse en las estructuras del Estado y perpetuarse en el poder.
Ya decíamos entonces que Hugo Sánchez no tenía más que dos opciones: o le sale bien el órdago y se perpetúa en el poder bajo una apariencia insípida de democracia o pierde el poder y acaba en la cárcel o el exilio.
Haberlo visto venir desde el principio no tiene mayor mérito. Es simplemente consecuencia de conocer dos cosas: la naturaleza del socialismo y la naturaleza del PSOE. Era evidente desde el primer momento que, con la complicidad impagable de Rajoy, Hugo Sánchez era la continuación de Zapatero, como sus políticas han constatado. Quienes no lo vieron antes y hoy están escandalizados fueron cegados por el mal que asola Occidente: el respeto reverencial al socialismo. Esto impide que los periodistas y comentaristas y políticos de derecha moderados no vean la realidad del espectro que tienen enfrente sino que, además, se vean contaminados por él de modo que se convierten en los auténticos socialdemócratas (el Partido Popular español y el europeo lo son) mientras que los antiguos socialdemócratas se han radicalizado a un socialismo cada vez más alejado del respeto a la democracia liberal. De ahí la idea de Zapatero, continuada por Hugo Sánchez, de aliarse con todos los enemigos de la tradicional democracia: el comunismo, el populismo, los nacionalismos y el brazo político de grupos terroristas socialistas.
Muchos se llevan las manos ahora a la cabeza, cuando el plan era desde el inicio tan obvio que lo que llama la atención es que no lo vieran: bastaba con observar al PSOE andaluz y sus andanzas durante treinta y seis años de opresión: atraso social, clientelismo, corrupción crónica; esto es, la imitación del PRI mexicano desde el inicio. No había que ser un genio para darse cuenta de que lo que se pretendía era repetir ese modelo a nivel nacional. Nadie había robado tanto y tan impunemente como el PSOE andaluz: el modelo estaba servido.
Quienes se escandalizan ahora por los puteríos de Koldo y Ávalos son los mismos que nunca vieron nada y quienes se quedan en la superficie de las cosas, pues esa corrupción económica de mordidas y puteríos ya había sido moneda común en Andalucía durante décadas y, sinceramente, ni siquiera es lo peor. Lo peor era la colonización de las instituciones, la instauración de la corrupción moral absoluta en la sociedad y la compra de voluntades con dinero público. Ya saben: sin dinero público los malvados no son nada: por eso defienden el Estado, las administraciones públicas, los altos impuestos y la ingeniería social para dirigir a las masas. Nos ahogan con nuestro propio dinero. Que algunos lo gasten en prostitutas no sería más que una anécdota si no fuera porque dilapidan nuestra riqueza en mantenerse en el poder y ello supone cientos de miles de millones robados con nuestra anuencia. Lo advertimos desde aquí nada más saber que España no había aceptado que las compras de material sanitario durante la pandemia se hicieran desde Bruselas. Blanco y en botella. Ahora comienza a saberse en qué lo gastaron, y no fue precisamente para socorrer a los españoles, a los que habían ayudado a contagiarse de Covid y a morir hacinados en hospitales de un sistema sanitario que desde la propaganda estatal era el mejor del mundo y que ha demostrado no ser más que una estafa, como todo lo que nos vende esta gentuza.
El retrato de Dorian Gray, la gran novela de Oscar Wilde, describe a un joven que permanece eternamente lozano mientras un cuadro oculto refleja su verdadero rostro, corroído de la putrefacción de sus crímenes. No es la imagen de Pedro Sánchez, es la imagen del socialismo que encarna a la perfección nuestro podrido presidente. Los escándalos de corrupción, la colonización de los contrapoderes democráticos y la deuda récord y otros desmanes revelan su putrefacción moral y el cumplimiento de los hitos de leyes habilitantes sin contrapeso idénticas a las que llevaron al hundimiento a Venezuela, muestran que aquí el proceso es aún más acelerado. La ley de amnistía no es sino un paso más en el proceso que, por supuesto, no ha acabado. El momento decisivo será el golpe a la justicia de manos de la ley Bolaños, en unos pocos meses.
Lamentablemente, estoy convencido de que la sociedad dejará solos a los jueces que se manifiestan estos días por mantener la mínima independencia que aún les queda. Estamos tan adocenados que nadie piensa en un parón general (ya que nuestras leyes laborales sólo reconocen el derecho de huelga a los empleados, pero sí existen el boicot y la libertad de protestar mediante un parón general, por ejemplo), cuando sería imprescindible para llamar la atención del mundo sobre el proceso de canibalización que vive España a manos de los dos peores males de la historia: el socialismo y el nacionalismo. Pero parece que los partidos de la oposición están entretenidos en cosas menores y en mantener la ficción de que caerá el monstruo y ya pelean, como hienas, por los despojos. Su ingenuidad nos costará cara. El regulador del crimen en que el PSOE ha convertido al Estado español no caerá por discursitos bien intencionados. De vez en cuando organizan una manifestación, por supuesto cada uno por su lado, no vaya a ser que los vean juntos los progresistas y ardan las tertulias de los medios nazis del régimen, pero ninguno tiene el valor de llamar a un paro general, único modo real de apoyar la huelga de jueces y de movilizar a millones de españoles para poner de manifiesto al mundo la verdadera naturaleza de nuestro régimen, que no es simplemente un caso de corrupción, como están aireando, sin profundizar mucho, algunos medios internacionales.
En tanto el cuadro muestra la putrefacción del rostro de Hugo Sánchez, el aspecto lozano de su partido se manifiesta mediante la propaganda, la supuesta modernidad, el supuesto progresismo y la apariencia de democracia que nos venden los medios y, sobre todo, por esos millones de irredentos votantes que jamás dejarán de votar al socialismo por mucho que los arruine o arruine a sus hijos y nietos. Como Saturno devorando a su hijo, los y las charos socialistas continúan, irredentos, votando al monstruo. Siguen mostrándose resplandecientemente orgullosos de ser socialistas porque, como ha dicho la impresentable comunista Ana Belén hace poco, "no hay que olvidar sus logros", esos logros que sólo consiguen ver los progresistas y que sufrimos todos los demás. Así, Hugo Sánchez continuará paseando palmito, algo deslucido, eso sí, y mostrando en el rostro la incipiente putrefacción, mientras continúa dirigiendo los destinos de este país desde el palacio en el centro de la Caracas del Mediterráneo, y los demás continuaremos escribiendo tuits y artículos para nada.
¿No hay nadie con capacidad de convocatoria para llamar a un parón general a toda la nación?