La Tribuna del País Vasco ya informaba en abril de 2020 del posible origen artificial del coronavirus
La UE pide ahora que se investigue “sin restricciones” el origen del Covid-19
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La Unión Europea, la misma institución que hace un año hacía llamamientos a censurar cualquier información que hiciera referencia al posible origen artificial del Covid-19 y que despreciaba como “fake news” toda noticia que cuestionara la narrativa oficial que hablaba de un origen zoonótico de la infección, pide ahora que “se investigue sin restricciones” el origen del coronavirus, ya que esto, ahora sí, “es necesario para extraer las lecciones adecuadas de la pandemia”.
Solamente ha tardado... 16 meses. Pero, ahora, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha señalado que “existe esta horrible pandemia, una pandemia mundial. Tenemos que saber de dónde procede para poder extraer las lecciones adecuadas y desarrollar las herramientas apropiadas para asegurarnos de que esto no vuelva a ocurrir”. “Y, por tanto, los investigadores necesitan tener acceso completo a todo lo que sea necesario para encontrar realmente el origen de esta pandemia y, en función de eso, tenemos que sacar conclusiones”.
Por su parte, Charles Michel, el jefe del Consejo Europeo, mudo a este respecto desde el mes de marzo de 2020, dice ahora que “el mundo tiene derecho a saber exactamente lo que pasó para poder aprender las lecciones”. Michel también ha querido recalcar que, en sus relaciones con el régimen chino, la UE “se defenderá contra las prácticas que supongan riesgos para la seguridad, distorsionen la igualdad de condiciones o sean incompatibles con nuestros valores”.
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La Tribuna del País Vasco, el 10 de abril de 2020, ya informaba de que “los servicios secretos británicos no descartaban que el Covid-19 tuviera su origen en un laboratorio de Wuham”. Apenas unas semanas más tarde, a primeros de mayo de 2020, este mismo periódico, a pesar de las amenazas, difamaciones y ciberataques, contaba que “los principales gobiernos occidentales comenzaban a asumir que el coronavirus pasó a los seres humanos en un laboratorio del Partido Comunista Chino”. Unas semanas más tarde, informábamos de que “una destacada viróloga china había confirmado el origen artificial del virus”. Más adelante ofrecíamos las pruebas de esta revelación. También informamos en su momento de que Joseph Tritto, presidente de la Academia Mundial de Biomedicina, afirmaba taxativamente que el Covid-19 había sido creado en el Laboratorio de Wuham y recordamos que otros virólogos como Robert Redfield y el Premio Nobel Luc Montagnier afirmaban lo mismo. Y en los días finales de 2020 publicábamos un largo reportaje en el que ofrecíamos a nuestros lectores la información que entonces nadie quería escuchar y que hoy algunos apenas empiezan a balbucear: El Covid-19 es el virus del Partido Comunista Chino.
La Unión Europea, la misma institución que hace un año hacía llamamientos a censurar cualquier información que hiciera referencia al posible origen artificial del Covid-19 y que despreciaba como “fake news” toda noticia que cuestionara la narrativa oficial que hablaba de un origen zoonótico de la infección, pide ahora que “se investigue sin restricciones” el origen del coronavirus, ya que esto, ahora sí, “es necesario para extraer las lecciones adecuadas de la pandemia”.
Solamente ha tardado... 16 meses. Pero, ahora, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha señalado que “existe esta horrible pandemia, una pandemia mundial. Tenemos que saber de dónde procede para poder extraer las lecciones adecuadas y desarrollar las herramientas apropiadas para asegurarnos de que esto no vuelva a ocurrir”. “Y, por tanto, los investigadores necesitan tener acceso completo a todo lo que sea necesario para encontrar realmente el origen de esta pandemia y, en función de eso, tenemos que sacar conclusiones”.
Por su parte, Charles Michel, el jefe del Consejo Europeo, mudo a este respecto desde el mes de marzo de 2020, dice ahora que “el mundo tiene derecho a saber exactamente lo que pasó para poder aprender las lecciones”. Michel también ha querido recalcar que, en sus relaciones con el régimen chino, la UE “se defenderá contra las prácticas que supongan riesgos para la seguridad, distorsionen la igualdad de condiciones o sean incompatibles con nuestros valores”.
La Tribuna del País Vasco, el 10 de abril de 2020, ya informaba de que “los servicios secretos británicos no descartaban que el Covid-19 tuviera su origen en un laboratorio de Wuham”. Apenas unas semanas más tarde, a primeros de mayo de 2020, este mismo periódico, a pesar de las amenazas, difamaciones y ciberataques, contaba que “los principales gobiernos occidentales comenzaban a asumir que el coronavirus pasó a los seres humanos en un laboratorio del Partido Comunista Chino”. Unas semanas más tarde, informábamos de que “una destacada viróloga china había confirmado el origen artificial del virus”. Más adelante ofrecíamos las pruebas de esta revelación. También informamos en su momento de que Joseph Tritto, presidente de la Academia Mundial de Biomedicina, afirmaba taxativamente que el Covid-19 había sido creado en el Laboratorio de Wuham y recordamos que otros virólogos como Robert Redfield y el Premio Nobel Luc Montagnier afirmaban lo mismo. Y en los días finales de 2020 publicábamos un largo reportaje en el que ofrecíamos a nuestros lectores la información que entonces nadie quería escuchar y que hoy algunos apenas empiezan a balbucear: El Covid-19 es el virus del Partido Comunista Chino.
